sábado, 17 de abril de 2010

Mujeres y educación en México (Nadeskko)

Introducción

Un país alcanza niveles de desarrollo en la medida que su población logra un mayor nivel de educación. En México, las características educativas de la población difieren por sexo, edad y lugar de residencia, siendo en la mayoría de los casos las mujeres quienes se encuentran en condiciones más desfavorables.

Hablar sobre educación es hablar de desarrollo, progreso, avances tecnológicos, científicos y en México podríamos decir que la democracia se alcanzaría con un mejor nivel de educación, sin embargo, hablar sobre educación es hablar sobre generaciones que no tienen idea de lo enriquecedor que puede ser aprender a estudiar, leer no porque te obligan sino porque disfrutas un libro, y participar en el mundo de manera activa y no pasiva; en esto hay pensamientos encontrados, Martín Borman escribió “¡La educación es un peligro…¡Cada persona educada es un futuro enemigo!” Y Bobby Vinton refiriéndose a las mujeres en el campo de la educación expresó “El cerebro no es una desventaja para la mujer, si lo esconde detrás de una blusa transparente” Estas actitudes revelan en general, una diferencia enorme en la manera que se considera la educación del hombre y de la mujer y una marcada discriminación y machismo con tintes de misoginia.

En nuestro país todavía tenemos lugares donde educar a la mujer se considera “una pérdida de tiempo y de dinero”. En mi Chiapas querido, esto es relativamente común y más en las condiciones de pobreza de mi pueblo. Se da en todos los niveles de clases sociales, en las clases medias altas, las chicas hijas de funcionarios o de caciques, algunas llegan a manifestar que estudian MMC “mientras me caso”, para las clase media baja, es un sueño que algunas inician y abandonan por falta de recursos económicos, eso, si no tienen hermanos varones que tienen la prioridad. Las estadísticas son como los bikinis “esconden más de lo que muestran”, la mayor parte de los analfabetas son mujeres y abundan en las zonas rurales e indígenas donde frecuentemente ni siquiera el español les enseñan a hablar, porque “¿para qué les va a servir?”, aun con la Ley Revolucionaria de las Mujeres que “dicen” implementaron los zapatistas, las diferencias son abismales, aunque, a decir verdad, los “compas” indígenas hombres, tampoco se pueden jactar de “estar en la gloria” con eso de la tendencia a privatizar la educación en todos sus niveles por parte de este gobierno racista y clasista, tienen muy pocas oportunidades de sobrevivir, ya no digamos, tener acceso a educación, y las mujeres como coloquialmente decimos “están pior”.

México, un país con niveles cada día de mayor pobreza, más de 75 millones de personas no leen un solo libro al año. En Barcelona hay más librerías que en toda nuestra patria. Mientras nosotros publicamos unos mil nuevos títulos al año, en España “que tiene la mitad de la población mexicana” se publican cinco o seis veces más. Pero curiosamente, en estas épocas, las mujeres son las que se desempeñan mejor en los ámbitos escolares, y ese esfuerzo lo llevan a sus trabajos, donde arrasan con las preconcepciones de sus colegas masculinos. Y una mujer preparada, unida a muchas otras mujeres preparadas “podría ser la raíz del cambio”, pero. . . “pobre de ellas”, porque todo el mundo sabe que con el alto grado de machismo que tenemos en el país, “a nadie le interesa una mujer demasiado instruida”. La educación a la mexicana está diseñada “salvo sus contadas excepciones” para que los niños memoricen, pasen la prueba y luego se les olvide. La escuela no proporciona al mexicano un sentido de su historia y de su cultura, únicamente datos fríos que no le proporcionan identidad al mexicano, y con eso de que prevalece la cultura de “la malinche” muchos aspiran ser cazados por un “head hunter” para ingresar a una trasnacional y alejarse lo más posible de “sus raíces” que niegan u olvidan a propósito o por desconocimiento, lo que hace a muchos mexicanos “faltos de identidad”; además, pocas escuelas forman lectores, dígase la UNAM, verdadero orgullo de muchos mexicanos valiosos. Sin contar que se encuentran muchos “estudiantes” que “roban exámenes” o “el maestro es su cuate y además barco” y al final terminan con un papelito llamado diploma para “colgarlo en la pared” y trabajar como “licenciado taxista” al igual que en Irak, antes de la Guerra.

La falta de ética también conlleva a la falta de conciencia para darle un espacio digno de participación profesional y trabajo meritorio a la mujer; y la sumisión femenina así como la falta de recursos económicos traen más “sacrificios femeninos” como éste: “Mi mamá decidió que mi hermano iba a ir a la universidad porque era el hombre. Yo estaba en tercero de secundaria, y quería estudiar medicina, pero mi mamá dijo –mejor tú trabajas y que tu hermano estudie- y pues ni modo, así fue”.


La Educación en cifras.

Información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), refiere que para el año 2000, de cada 100 varones, nueve no tenían instrucción formal; 42 contaban con estudios básicos incompletos, 20 lograron concluir la educación básica, y 29 aprobaron al menos un grado en los niveles posteriores a la secundaria. Este dato no creo que cambie radicalmente con el censo de 2010.

En tanto, según datos de INEGI en el año 2000, de cada 100 mujeres, 12 no contaban con instrucción, 43 tenían al menos un grado aprobado en primaria y uno o dos años de secundaria; 18 aprobaron tres grados de secundaria y 27 tenían estudios posbásicos. Me atrevo a suponer que el dato para 2010 será más desalentador.

Sin embargo, esta situación se agudiza en las localidades rurales de menos de dos mil 500 habitantes, en donde de cada 100 hombres 16 no tenían instrucción, y de cada 100 mujeres 21 se encuentran en la misma situación.

Datos del Instituto Nacional las Mujeres (Inmujeres) señalan que la tasa de analfabetismo para la población femenina es de 11.3 por ciento, mientras que la masculina es de 7.4. Además, la población femenina que reside en zonas rurales tiene 4.6 años de estudio promedio, en comparación con las que viven en zonas urbanas que tienen 7.9 años.

El Consejo Nacional de Población refiere que en México, hoy en día, las y los jóvenes gozan de mayores niveles educativos que las generaciones que las antecedieron. En tan sólo tres décadas la proporción de personas de 15 a 24 años que concluyó la educación media superior o realizó estudios superiores, aumentó de poco menos de 10 por ciento a casi 30 por ciento.

Así, la mayor permanencia en la escuela se asocia a una menor participación económica de los adolescentes, que disminuyó de 60.3 a 49.1 por ciento entre 1995 y 2003 en el caso de los hombres, y de 29.6 a 24.2 por ciento en el de las mujeres.

Sin embargo, a pesar de estos “avances”, México todavía presenta bajos niveles de educación, en comparación con los países más desarrollados.

Las proyecciones de CONAPO sugieren que, de continuar las tendencias recientes en los patrones educativos, la población mexicana de 25 a 34 años con estudios terminados de preparatoria o su equivalente ascendería a 54 por ciento en el año 2015, lo que representaría casi el doble del nivel actual –29 por ciento.

Sin embargo, este porcentaje, hoy en día, es de más de 90 por ciento en países como Corea, Japón, Noruega y Suiza, entre otros.

En ese sentido, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), reveló que en el Distrito Federal hay 394 mil estudiantes inscritos en licenciatura y postgrado, y que solamente existirá una plaza disponible para cada 3.76 mujeres y hombres que concluyan sus estudios. Estos datos del año 2000, me atrevo a pensar que en la actualidad la situación es peor.

De ello, la ex directora general de la ANUIES, Diana Ortega, consideró que la participación femenina en este nivel educativo ha tenido notables avances, lo cual se manifiesta en un cambio en las expectativas sociales y personales de las mujeres.

Al participar en el Seminario Internacional Superior de la Matrícula de Educación Superior en América Latina y el Caribe, realizado en la máxima casa de estudios, señaló que en el de México 70, las mujeres representaban el 17 por ciento de la población escolar de licenciatura. En tanto que para el 2001 se incrementó hasta 48 por ciento.

Pero dijo que si bien estos indicadores resultan promisorios, esto no quiere decir que exista equidad, pues las proporciones por áreas de conocimiento son diferentes. De ello, por ejemplo, en la investigación científica de la UNAM, de los dos mil 368 investigadores existentes en ese momento, sólo el 24 por ciento son mujeres, señaló Ortega.

Vivimos en un país no educado; debido a que apenas en el año 2000, 0.43 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) se asignaba a la educación, y a pesar del incremento poblacional, actualmente se asigna un 0.58% del PIB a la educación mientras que el costo financiero de la deuda pública alcanza el 3% del PIB, es decir, cuatro veces más. Así, como proporción del PIB, la inversión en educación se mantiene prácticamente estancada desde hace más de diez años, la mitad del promedio de otros países latinoamericanos, y la sexta parte del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)” (El Universal, miércoles 16 de enero de 2002). Esto coincide con una revelación de la UNESCO, que México se encuentra entre “los gigantes del analfabetismo mundial” junto con China, India, Bangladesh, Pakistán, Indonesia, Nigeria, Egipto y Brasil.; si a eso le sumamos que existe discriminación salarial de la mano de obra femenina, porque en el año 2000, mientras un hombre percibía un promedio de $40.94 pesos por hora una mujer únicamente percibe $26.70 en promedio “ambos profesionistas” (cifras del INEGI, encuesta nacional de empleo 1999).

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2006, las ocupaciones con mayor presencia femenina son las que se relacionan con el comercio y los servicios con 26.3 por ciento. Mientras que las ocupaciones con menor presencia femenina son las actividades de protección, vigilancia con 0.4 por ciento y operación de transporte público con 0.1 por ciento.

La creciente incorporación de las mujeres a la actividad económica no se ha acompañado de remuneraciones al trabajo iguales para mujeres y hombres. Si bien esta disparidad de género en materia salarial es considerable, de 2000 al 2006 se observan menores diferen­cias entre los salarios de hombres y mujeres. En el 2000 el índice de discriminación salarial apuntaba que, en promedio, era necesario incrementar en 14.4 por ciento el salario que se les pagaba a las mujeres por su trabajo para lograr la igualdad salarial ese valor se reduce a 8.8 por ciento para el 2006. (Fuente: INMUJERES. www.e-mexico.gob.mx/wb2/eMex/eMex_Par­ticipacion_economica_Mujeres. Revisada el 4 de marzo del 2009.)

Respecto a las ocupaciones desempeñadas por los hombres y las mujeres, una medida resumen de las asimetrías es el índice de segregación ocupacional. Entre 1998 y 2008 dicho índice prácticamente se mantuvo en el mismo nivel, al arrojar un valor de 0.173 en 1998 y de 0.184 en 2008, lo que refleja pocos cambios en las ocupaciones que desempeñaron los hombres y las mujeres en el periodo analizado, y que continúan reproduciéndose los esquemas de participación en las ocupaciones típicamente masculinas y femeninas. Así, actualmente para alcanzar la equidad en la distribución de las ocupaciones entre hombres y mujeres es necesario un cambio de 18.4% en la población ocupada entre las diversas tareas realizadas. En materia de salarios, la situación entre 1998 y 2008 se mantuvo sin cambios, y siguen siendo menores los salarios que reciben las mujeres comparados con los pagados a los hombres. El índice de discriminación salarial muestra que la desigualdad salarial en poco se modificó en el periodo, y actualmente para alcanzar la equidad salarial entre la población asalariada masculina y la femenina es necesario aumentar en 9.5% el salario por hora de las mujeres, índice que al inicio del periodo fue de 9.6 por ciento.

La discriminación salarial da cuenta de la situación en que las mujeres reciben un menor salario que los hombres dentro de un mismo puesto de trabajo, en el que ambos tienen la misma calificación y laboran igual número de horas. La calificación medida a través de la escolaridad representa el parámetro central para determinar la situación salarial de hombres y mujeres. (Fuente: Mujeres y Hombres 2008).

Si a esto sumamos la discriminación y misoginia manifestada en la violencia que llega a feminicidios en México, de enero de 2007 a diciembre de 2009, este Observatorio ha logrado documentar 2 mil 15 “homicidios dolosos contra mujeres y niñas” en 18 de las 32 entidades federativas de la república mexicana. Destaca el Estado de México con 556.

La palabra “feminicidio” ausente aun en la legislación mexicana, las condiciones en México para las mujeres en todos los aspectos, continúa siendo de desigualdad y con un alto grado de discriminación y brutal violencia en México, el país donde “no pasa nada”, donde las mujeres, según la iglesia católica “van al violadero”. O curas pederastas que se “disculpan” al estilo del obispo Chiapaneco Felipe Arizmendi, quien dice desvergonzadamente “que el aumento de erotismo” hace difícil el cumplimiento del celibato y el respeto a los niños… tema que requiere un trato aparte, pero que duele hasta lo más profundo de la conciencia humana y quita máscaras de la iglesia asesina, deleznable, abominable e hipócrita que ha hecho tanto daño al mundo, pero fundamentalmente a las mujeres y a los niños.


Conclusiones

La insatisfacción de las necesidades básicas y las carencias educativas han tenido consecuencias desproporcionadas para las mujeres mexicanas. En adición al muy arduo trabajo que implica el ser ama de casa en un país en desarrollo, por decir un nombre más alentador, pero que cada día su actual gobierno sume más en la pobreza a su población. Las mujeres mexicanas se han visto obligadas a buscar trabajo fuera de sus hogares. A causa de sus niveles mínimos de educación y a la carencia de habilidades calificadas, sólo tienen acceso a trabajos mal pagados, con frecuencia en el sector informal de la economía. Numerosos estudios señalan las dobles o triples jornadas de trabajo a que se ven sujetas las mujeres: una semana laboral de 90 horas resulta más la regla que la excepción. Aunado a esto el alto riesgo de la “violencia” contra las mujeres que aumenta cada día el número de “feminicidios” término, ausente aun de la legislación mexicana.

Además, se calcula que de 103 millones de habitantes, alrededor de 6 millones de mexicanos son analfabetas. Alrededor de 18.5 millones no han concluido su educación básica, y unos 37.4 millones tienen la educación media incompleta. Como consecuencia, cerca de una gran proporción de personas no tiene esperanzas de acceso a la educación superior y, entre ellos, son las mujeres quienes se hallan en mayor desventaja.

En suma, vivimos en un país con una educación mediocre, salvo sus contadas excepciones como ya se ha mencionado, porque el gobierno no ha decidido que la educación es importante. Donde el rezago es muy, pero muy grande y pocas son las oportunidades de desarrollo profesional, además de ser un país con discriminación hacia la mujer donde esas pocas oportunidades, para las mujeres se reducen y con menos salario, y como se infiere, las circunstancias se irán empeorando cada día, estamos descubriendo un mundo más difícil para todos “hombres, mujeres y niños”. En un país violento por el capricho de un hombre que al usurpar un lugar que no le correspondía, no vaciló en desatar una violencia que ha cobrado hasta hoy más de 22 mil muertos, en su mayoría civiles, jóvenes, estudiantes, niños, niñas, y mujeres.



Bibliografía:


• La vida en rosa. El príncipe azul,
Jessica Kreimerman Lew.
Ed. Global Entertainment S.A.
México, 1997.

• Sistema de Indicadores para el Seguimiento de la Situación de la Mujer en México (SISESIM), INEGI,
México, 2000.

• Mujeres, pobreza y educación en México
Palomares Santillán, Lilia.
Centro de Servicios Comunitarios (CSC)
México, 2000.

• http://www.inegi.gob.mx/

• http://www.eluniversal.com.mx/

• http://www.diariodemexico.com.mx

• www.revistafem.com/estemes_fem_cont_6.html

• http://www.senado.gob.mx/gace61.php?ver=gaceta&sm=1001&id=14100&lg=60

• http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/integracion/sociodemografico/mujeresyhombres/2009/MyH_2009_3.pdf

• Entrevista a María de Lourdes Pinto

PD: Mi formación no es literaria... pero me atrevo a expresar mi indignación!

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